Se decide la etapa de la adolescencia, ya que se cree ser el epicentro de todos los cambios dicotómicos, extravagantes, impactantes y repercutidos en el sujeto. Múltiples factores hacen que el amor y las diversas formas de traspasar el muro mental o cómo se vive aquella pasión, que ni más ni menos permite a cada quien ser íntegro con el medio desde sus deseos hasta su edificación, sea el motor de nuestras vivencias, de los sentires por lo que rodea: lo vital no humano que resplandece como complementa el habitar, las tristezas por la deformidad de lo externo (sea propio o ajeno) las que relativizan nuestra realidad a tal punto de crearnos singularidad, es obra del amor.
Se decide la etapa de la adolescencia, ya que se cree ser el epicentro de todos los cambios dicotómicos, extravagantes, impactantes y repercutidos en el sujeto. Múltiples factores hacen que el amor y las diversas formas de traspasar el muro mental o cómo se vive aquella pasión, que ni más ni menos permite a cada quien ser íntegro con el medio desde sus deseos hasta su edificación, sea el motor de nuestras vivencias, de los sentires por lo que rodea: lo vital no humano que resplandece como complementa el habitar, las tristezas por la deformidad de lo externo (sea propio o ajeno) las que relativizan nuestra realidad a tal punto de crearnos singularidad, es obra del amor.
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